El texto que estoy dramatizando es de mi autoría. En esta oportunidad lo dramatizo porque, no sé si me lo van a creer, pero a veces, los textos a los que uno le pone el punto y final, no se quedan tranquilos, te siguen hurgando la memoria, te despiertan, te piden que no los abandones; eso me sucedió con este texto. Inicialmente lo escribí para un concurso, pero desde hace días me ha estado reclamando, me he descubierto diciéndolo y es porque, había prometido aprendérmelo para compartirlos en las reuniones, con los amigos, pero últimamente no hay muchas reuniones, así que decidí seguir con los ensayos, por necesidad, la necesidad de alimentar mi pasión artística, hacerlo como práctica de libertad; la libertad de hacer lo que me gusta; por esa necesidad también lo comparto con ustedes y porque tuve en @elemarg25 el apoyo para decidirme a publicarlo; a ella le debo el apoyo con la grabación, con el diseño de la portada y con la paciencia para darle nuevamente al botón grabar, cada vez que por reírme me equivocaba.

     En este enlace pueden leer el texto Las uvas de la vida.