Microrrelato Narrado: El Azote de las Montañas Azules

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Published on Oct 26, 2023

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Saludos amigos, sean bienvenidos a mi publicación, donde presento una breve historia narrada por mi, como participación en el reto de escritura creativa de la comunidad Hive NFTGame Latino.

_{Si gustas saber más del reto puedes visitar el siguiente enlace:

https://peakd.com/hive-115120/@hivenftgamela/war-of-clans-reto-de-escritura-creativa-sobre-el-orco-comander-esen}

Sin más que agregar, les presento mi historia. Pueden seguir la historia narrada en el video de arriba.

El Azote de los Montes Azules

Esta no es una historia que le puedas contar a un niño para que logre conciliar el sueño, tampoco un canto de algarabía para celebrar en banquetes, no; esta es una historia de guerra, una historia de muerte y sangre, la historia de aquel que fue llamado el Azote de los Montes Azules.

Eran tiempos difíciles y los orcos deambulaban por las praderas buscando algún sitio en donde refugiarse del frío viento invernal. Un joven guerrero viajaba con su mujer en el grupo de nómadas orcos. Él la cuidaba con todo su ser, pues ella estaba embarazada y en el vientre de tan salvaje y robusta mujer descansaba la promesa de un futuro.

Cierto día, los hombres fueron a cazar a un gigantesco jabalí del que habían escuchado historias por boca de un grupo de trolls de montaña. La bestia se había encargado de masacrar una tribu de humanos que cazaban ciervos para su aldea. Al encontrar al Jabalí, los hombres lo enfrentaron y lo cazaron, haciéndolo pedazos.

Lamentablemente, al volver al campamento se encontraron con una tragedia. Todos los niños y las mujeres habían sido asesinados por armas humanas. El verde tintó la nieve del campamento y los gritos de guerra de los orcos ensordecieron aquel gélido paraje. El joven orco enterró a su difunta esposa, a quien no pudo cumplirle la promesa de un futuro mejor. Ante su frío cadáver juró que pagarían, todos pagarían.

Fue así como comenzó la campaña. El grupo de 6 orcos crearon armas con los huesos del gigantesco jabalí, siendo el joven orco quien fabricó dos hachas con la mandíbula de la bestia. Esas hachas serían el castigo de docenas de hombres que decidieron hacerle frente a él y su promesa de venganza.

Una a una las tribus de los hombres fueron masacradas por solamente seis orcos que eran temiblemente salvajes e indomables. Los que lograban escapar contaban historias de criaturas que parecían más bestias que orcos, con marcas de guerra, manchas de sangre seca por todo su cuerpo y armas hechas con huesos de criaturas colosales. Dicen que el hedor de sus heridas se sentía a la distancia y era indicativo de que debían escapar de esa ciudad o simplemente prepararse para morir...

El último campamento en ser masacrado fue la del comandante del ejército, aunque dicho ejercito ya no existía, solo un remanente de hombres era lo que quedaba tras la campaña de aquel joven Orco. Este también fue masacrado por ellos, aunque solo uno de los orcos sobrevivió a aquella masacre.

Allí estaba yo, aprisionado en un cepo de madera, temblando de miedo ante los lentos y pesados pasos de aquel orco gigante que se acercaba a mí empuñando una ensangrentada hacha fabricada con huesos. Levantó su mano y la dejó caer contra mí, pero esta no me hizo daño, solo reventó la cerradura que me mantenía prisionero.

Me levanté y corrí lejos del orco pero este rugió tan fuerte que no pude moverme.

"Dame de beber... salvaje", me dijo...

De todas las cosas que pude haber sentido en ese momento, sentí una gran duda por la manera en que me llamó, “salvaje”. Temiendo por mi vida, que ahora estaba en manos de aquel Orco, fui en busca de un poco de agua y le di de beber.

"¿Por qué me dice salvaje?" Le pregunté… "Usted acaba de masacrar a todo mi pueblo", comenté.

Con una apacibilidad que nunca había visto en una criatura así, este alzó su mano y la colocó sobre mi cabeza y me miró fijamente, con una sonrisa tal que solo me trasmitió tranquilidad.

"No somos iguales" dijo, "nosotros no matamos niños…"

Y con esas palabras, el Orco murió a mis pies a causa de todas sus heridas. Aunque él no lo supo, se convirtió en el comandante de estas tierras, pues en el ejército conservas el rango de aquel al que asesinas.

Tras su muerte, fui el único que quedó con vida tras la campaña del Azote de los Montes Azules, el Orco Comandante...

English

Greetings friends, welcome to my publication, where I present a short story narrated by me, as a participation in the creative writing challenge of the Hive NFTGame Latino community.

_{If you would like to know more about the challenge you can visit the following link:

https://peakd.com/hive-115120/@hivenftgamela/war-of-clans-reto-de-escritura-creativa-sobre-el-orco-comander-esen}

Without further ado, I present to you my story. You can follow the story narrated in the video above.

The Scourge of the Blue Mountains

This is not a story you can tell a child to make him fall asleep, nor a song of merriment to celebrate at banquets, no; this is a story of war, a story of death and blood, the story of the one who was called the Scourge of the Blue Mountains.

Those were hard times and the orcs roamed the grasslands looking for somewhere to take shelter from the cold winter wind. A young warrior was traveling with his wife in the group of orc nomads. He cared for her with all his being, for she was pregnant and in the womb of such a wild and robust woman rested the promise of a future.

One day, the men went to hunt a gigantic boar of which they had heard stories from a group of mountain trolls. The beast had been responsible for slaughtering a tribe of humans hunting deer for their village. Upon encountering the Boar, the men confronted it and hunted it down, tearing it to pieces.

Unfortunately, upon returning to camp they were met with tragedy. All the children and women had been killed by human weapons. Green tinged the snow of the camp and the war cries of the orcs deafened the icy landscape. The young orc buried his dead wife, to whom he could not fulfill the promise of a better future. Before her cold corpse he swore that they would pay, they would all pay.

That was how the campaign began. The group of 6 orcs created weapons with the bones of the giant boar, being the young orc who made two axes with the jaw of the beast. These axes would be the punishment of dozens of men who decided to confront him and his promise of revenge.

One by one the tribes of men were slaughtered by only six orcs who were fearsomely savage and untamable. Those who managed to escape told stories of creatures that looked more like beasts than orcs, with war marks, dried blood stains all over their bodies and weapons made from the bones of colossal creatures. They say that the stench of their wounds could be felt in the distance and was an indication that they should escape from that city or simply prepare to die...

The last camp to be massacred was that of the army commander, although that army no longer existed, only a remnant of men was what was left after the campaign of that young Orc. He was also slaughtered by them, although only one of the orcs survived the massacre.

There I was, imprisoned in a wooden trap, trembling with fear at the slow, heavy steps of that giant orc who approached me wielding a bloody axe made of bones. He raised his hand and dropped it against me, but it did not hurt me, only burst the lock that held me prisoner.

I got up and ran away from the orc but it roared so loudly that I could not move.

"Give me to drink... savage," he said to me....

Of all the things I could have felt at that moment, I felt a great doubt for the way he called me, "savage". Fearing for my life, which was now in the hands of that Orc, I went in search of some water and gave him to drink.

"Why do you call me savage?" I asked him... "You just slaughtered all my people," I remarked.

With a gentleness I had never seen in such a creature, this one raised his hand and placed it on my head and stared at me, with such a smile that it only conveyed tranquility.

"We are not the same," he said, "we do not kill children..."

And with those words, the Orc died at my feet from all his wounds. Although he did not know it, he became the commander of these lands, for in the army you retain the rank of the one you kill.

After his death, I was the only one left alive after the campaign of the Scourge of the Blue Mountains, the Orc Commander...