Fin de semana en Mochima

Hola comunidad Hiver, un gusto saludarles, hace poco tuve la bendición de pasar un fin de semana en el Pueblo de Mochima, Estado Sucre, Venezuela.

Suena el teléfono y me llega un mensaje de la señora Emira Barreto diciéndome que iba a hacer un grupo de WhatsApp para invitarnos a pasar el fin de semana en Mochima. 5 personas logramos concretar, somos amigos desde hace más de 6 años, estudiamos una certificación de Yoga y quedó una hermandad muy bonita.

La señora Emira vive en mochima, es la heredera de una licorería que tiene más de 100 años y dueña de varias posadas en la localidad llamadas Posada Oasis Mochima. Para mí, una persona muy especial que se ganó mi corazón, la quiero muchísimo.

Salimos de Cumaná el sábado en la mañana en carro al pueblo de mochima, al llegar allá, contratamos un bote llamado "El Chie" y nos fuimos directamente a la playa "las Maritas", todos somos yoguis, pero ese día solo fue de compartir y disfrutar de nuestra compañía.

Pasamos un día espectacular, llevamos muchísima comida, siento que pase el día comiendo, el agua estaba súper refrescante y cristalina, nos reímos muchísimo, un día perfecto.

Al terminar la tarde, nos fue a buscar "El Chie", nos quedamos en una de las posadas, hicimos cena y fuimos a la plaza, hasta el que el cuerpo aguantó.

En la mañana del día domingo teníamos planificado hacer una excursión caminando hacia una de las playas llamada "El pozo", pero al levantarnos nos dimos cuenta que estaba lloviendo y nos quedamos en la terraza de la posada tomando café y desayunando. Cerca de medio día dejo de llover y nos fuimos a una hacienda de la señora Emira a buscar mangos. Señores, los mangos estaban divinos, yo me comí como 5 y me traje unos 6 kilos para mi casa y créame que solo recogimos los que estaban en el piso, los árboles quedaron cargadísimos.

Nos fuimos a preparar el almuerzo y al terminar nos regresaríamos a Cumaná, pero nuevamente la lluvia se apoderó del pueblo y decidimos quedarnos una noche más. Esa tarde fue especial, comimos galletas, tomamos café, hablamos muchísimo y contemplamos la lluvia.

Casi a las 6 de la tarde, dejo de llover y mochima nos regaló un atardecer inolvidable, nos fuimos a la orilla del mar a deleitarnos, nos encontramos una estrella de mar enorme, nos corrieron los Puri Puri (un insecto que pica muchísimo) y nos devolvimos a la posada.

En la mañana del lunes, todos teníamos que ir a trabajar, nos levantamos temprano y cuando quisimos encender el carro, él no quería, tuvimos más de 40 minutos intentando hasta que logró encender, casi hace que nos quedáramos un día más, nos reímos muchísimo de la situación.

Cuando finalmente encendió Antonio, así se llama el carro y el dueño también, nos despedimos con mucha gratitud de la señora Emira, la abrazamos infinitamente y nos dijimos hasta luego, porque en ese fin de semana se crearon proyectos y viajes que pronto finiquitaremos.

Gracias por tanto señora Emira, principalmente, a Antonio, Carmen, José, Rocío, Mercedes e hijas, Maran y al pueblo y playas de Mochima por dejarnos pasar un fin de semana muy especial.

Y gracias a ti Hiver por llegar hasta acá, por leerme y por todo el apoyo. Que se te multipliquen. Feliz vida y hasta una próxima publicación.