Mis pequeños, bienvenidos a un nuevo video. En esta entrega quiero aclarar algunas cosas que me di cuenta de que no recordé bien cuando me grababa.

Es importante aclararlo, ya que tuve un lapsus brutus al momento de contar cómo fue mi llegada al hospital y mi traslado al quirófano.

Para comenzar, al llegar me recibieron en la recepción y, según recuerdo, me pidieron mi credencial de elector para registrar mis datos. Después me condujeron al área de "cuartos", que son más bien cubículos separados por cortinas corredizas. Ahí fue donde me pidieron desvestirme. Lo bueno de esta experiencia fue que yo fui la única en dar a luz o la única cesárea en el hospital; o sea que Eddito era el único bebé recién nacido allí.

Fue también en ese lugar donde Kei me ayudó a quitarme la ropa, donde me colocaron el catéter y vendaron mis piernas y pies. También recuerdo que, antes de pasar al quirófano, Eddie ya había llegado con la maleta y nos pidieron cosas para vestir y arropar a Eddito una vez que lo necesitáramos; lo teníamos todo gracias a la guía de Kei.

Luego me trasladaron en silla de ruedas. Pensé: "¿Para qué la silla de ruedas si aún puedo caminar?" Pero era lógico, ya que me habían vendado y tenía puestas las botas quirúrgicas en los pies, además de que estaba con la bata abierta por detrás.

Me llevaron en la silla hasta el quirófano y fue ahí donde miré hacia arriba, como si estuviera en una serie, viendo pasar las luces del techo. También recordé que sí me ayudaron a subir a la mesa de operaciones; esa parte la tenía muy difusa, quizá estaba nerviosa o algo así porque me costó mucho recordar cómo había sucedido. Sin embargo, cuando terminó la cirugía, me movieron con sumo cuidado a la camilla para llevarme a recuperación.

Después de la cirugía, me tuvieron una hora en recuperación. Hasta ese momento, todo había ocurrido en la planta baja o primer piso, y cuando me trasladaron a mi habitación, esta se encontraba en el primer o segundo piso. Esta vez sí me llevaron en la camilla y recuerdo que me sorprendió que cupiera en el ascensor.

Al cambiarme de la camilla a la cama del cuarto, volvieron a levantarme como cuando me pasaron de la mesa de operaciones a la camilla. Esto me resultó divertido porque sentía que flotaba, ya que aún estaba bajo los efectos de la anestesia.

También les quería contar sobre la sonda que me colocaron para poder orinar. Honestamente, no me di cuenta de cuándo la pusieron; fue ya en el cuarto, con Eddito y la familia, cuando me percaté porque Chio fue quien me dijo: "Ten cuidado cuando te acomodes porque tienes la sonda". Yo ni cuenta me había dado. Me comentó que probablemente dolería un poco al retirarla, pero por suerte, cuando la enfermera me la quitó en la madrugada, no sentí dolor.

Como les mencioné en el video, esa noche no dormí nada. El calor, la picazón por la anestesia, la luz en el cuarto y los ruiditos del bebé me tenían en alerta... Fue una locura. Curiosamente, no podía contener los gases, que escapaban a su antojo, supongo que por eso recomiendan un ayuno de ciertas horas, para evitar accidentes, ya que no tenemos mucho control de los músculos. También tenía mucha sed desde que empezó la cirugía, o quizás antes, desde las 4 de la tarde, y no me dejaron beber líquidos hasta la medianoche. Eso se me hizo eterno. Y una vez que pude beber, me dieron té de manzanilla, atole de avena, jugo de manzana y, si mal no recuerdo, gelatina.

Yo quería agua fría y beberla como si no hubiera un mañana, pero me pidieron que lo hiciera poco a poco y todas las bebidas estaban calientes, lo que fue un poco frustrante pero al final me sentó bien.

Resumiendo, Chio se fue como a las 7 AM y luego llegó Kei, quien me ayudó a caminar por primera vez después de la cesárea y a bañarme. Me llevaron el desayuno, que consistió, si mal no recuerdo, en fruta (papaya y sandía), un sándwich (tal vez de jamón, queso y jitomate), gelatina, pan tostado con mermelada y jugo de manzana. Algunos tíos vinieron de visita y nos tomamos fotos. Luego, me sirvieron la comida, que creo que fue caldo de pollo, arroz, gelatina y más jugo de manzana. Nos dieron de alta como a las 4 o 5 de la tarde y podíamos quedarnos una noche más para continuar recibiendo medicamentos vía catéter y que hicieran efecto más rápido, pero decidimos irnos a casa y seguir con pastillas para el dolor. Ahora pienso que no hubiera estado mal quedarse otra noche en el hospital para descansar con la ayuda de las enfermeras, pero en fin, firmamos nuestra salida a las 8 pm. Para irme, me colocaron en una silla de ruedas. Recuerdo que mi mamá tomó el globo que adornaba la puerta de nuestro cuarto y la enfermera de turno nos indicó que no podíamos llevárnoslo porque lo reutilizaban; fue un poco molesto, pero al final nos causó gracia.

Ya en recepción, pagamos como 70 pesos extra por unas gasas que se usaron de más, y me trasladaron en silla de ruedas hasta el auto. Subí con dificultad por el dolor y de ahí nos fuimos a casa.

Así es como recuerdo, de la forma más fiel y resumida, el día de mi cesárea hasta el regreso a casa.

Espero leer sus experiencias y opiniones en los comentarios. Les mando un abrazo fuerte.

No dejen de creer, crear y crecer.

Posdata: Perdón por confundir el catéter (que va en el brazo para pasar los medicamentos y el suero) con la sonda (que se coloca en la uretra para orinar); a veces se me va la cabeza a las nubes.