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La vida cristiana implica un compromiso de vida, uno que está muy claro en los Evangelios, por eso, en la lectura de hoy me detengo a reflexionar en tres momentos del discurso de Jesucristo donde nos muestra 3 formas de amar o, lo que he llamado, 3 niveles del amor.
"Traten a los demás como quieren que les traten". Todos exigimos que nos traten bien pero cuando se trata de nosotros tratar bien nos cuesta, queremos que nos amen pero somos egoístas para dar amor. La vida es un boomeran, recibimos lo que damos, cosechamos lo que sembramos, por lo tanto, si queremos recibir amor, debemos también darlo.
"Amen a sus enemigos" En primer lugar, esto no significa que olvidemos la herida que nos hayan hecho y hagamos "borrón y cuentas nuevas", no, de ninguna manera... Aquí se nos invita a no pagar con la misma moneda, a hacer el bien aunque nos hagan el mal, porque es así como nos demostramos que somos mejores personas; de la misma manera, la invitación también es a perdonar, ya que cuando uno perdona se libera del peso del odio y el rencor que nos aleja de disfrutar de la vida.
"Sean misericordioso como su Padre Celestial es misericordioso" No podemos dejar que los errores definan quiénes somos, Dios en su misericordia siempre nos da una nueva oportunidad. Lo mismo debemos practicar con los demás, no seamos tan fáciles para juzgar y condenar, sino que escuchemos y comprendamos las situaciones e historias de vida de los otros, esto es amor. "No juzguemos el libro por su portada" y tampoco a ninguna persona porque sólo cada uno en su conciencia ante Dios es dueño de sus actos.
Primera. Primer libro de Samuel: 26, 2. 7-9. 12-13. 22-23
Salmo salmo 102. El Señor es compasivo y misericordioso.
Segunda. 1 Cor 15, 45-49.
Evangelio: S.Lucas 6, 27-38.
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