Senderismo en la ruta de la Guacamaya || Valencia, Venezuela

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Published on Apr 01, 2023

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¡Saludos, queridos amigos de Hive! Les tenía muy pendiente esta publicación acerca del último cerro al cual subí. Se trata de una ruta poco popular dentro de Valencia, porque en otros tiempos la delincuencia no permitía que las personas disfrutaran de un recorrido maravilloso. Esta salida la realizamos hace aproximadamente un mes, estuve invitada por la hermana de @jauregui98, cuando vio por mis estados que estábamos subiendo estos cerros valencianos. A ella le había llegado la invitación para hacer esta ruta guiada, así que aunque compartí esto con los Hivers, ninguno se quiso anotar, pero igual me lancé a la aventura nuevamente. El costo por el paseo fue de 10 bs por persona, así que no fue algo que no pudiéramos pagar, yo me fui con mi gente: mi hermana y Ale.

Nuestro punto de encuentro fue en el Zooacuario de Valencia el sábado 4 de marzo a las 8 de la mañana. Aunque salimos a la hora pautada, me pareció que era muy tarde para todo lo que había que caminar y eso que aún no tenía idea de lo que se venía. Entre risas y camaradería, empezamos a subir. Al principio pensé que la ruta iba a estar muy llena de personas, pero luego entendí que solo iban a llegar hasta la primera parada, porque en todo el camino no hubo más nadie que no fueramos nosotros. A mí se me bajó la tensión como tres veces mientras subíamos la parte más empinada. El sol y el calor estaba haciendo estragos, menos mal que mi hermana llevaba caramelos, con eso pudimos continuar nuestra subida.

EL recorrido constaba de llegar a El Campanario de la Hermita ubicado en El Calvario de Valencia, luego ibamops a llegar al campito, que es un campo de fútbol ubicado en el medio de la nada, hacer cumbre y regresarnos, el recorrido debía durar unas dos horas, pero el sol hizo que nos retrasaramos mucho. Cada vez que podía descansaba para continuar.

El guía nos tenía preparada la sorpresa de un rico papelon con limón al llegar a la cumbre, esto nos hizo recobrar un poco de fuerzas y continuar, porque el descenso sería tortuoso.

La aridez del terreno, lo seco de las plantas, así como lo pueden ver en las fotografías, eran indicadoras de que estábamos en plena sequía, y que definitivamente no era un buen momento para ir a hacer nada de esto. Pero el que no sabe es como el que no ve.

A pesar del cansancio, y que después pude agarrar buen ritmo, aproveché de pararme a tomar fotografías de la ciudad que me vio nacer y que apenas vengo conociendo. De verdad que cada vez estoy más maravillada y convencida de que es una ciudad hermosa.

Luego de llegar a la parte más alta decidimos bajar, con los consejos del guía, por otro lugar. Para mí, de cualquier manera, sea como sea y en cualquier circunstancias, los descensos son horribles. Me puse una vez a prueba, en un momento me dio un ataque de pánico porque pensé que no podría bajar, me relajé y me dije mi mantra para los ataques de pánico: "No te viene persiguiendo un león", y pude continuar descendiendo. No, no es difícil, nosotros nos ponemos límites mentales, y en mi caso me los incrementa la ansiedad. Cuando llegué a la parte de abajo, en la comunidad de La Guacamaya, nos dirigimos hacia la avenida principal y tomamos un autobús para regresar a nuestros hogares.

Yo no quería ir a este viaje, la noche anterior había sido terrible, pasé toda la noche llorando y cuando me desperté, la única razón para salir fue que había tomado una responsabilidad con Grecia. Lo mejor de todo fue el final, me llené de serotonina y ya no estuve triste por muchos días, necesitaba esta salida, sobre todo porque salí de mi entorno por un rato, caminé, me ejercité, me dio el sol, me reí mucho porque la compañía fue espectacular y al final del día estaba nuevamente llena de energía. Soy afortunada y doy las gracias por esto.