Caminaste tu sendero en solitario,
sin la vida que ofrecí de compañía
y transitaste la gloria de tus días
hasta tocar el cielo con tus manos.

Hiciste del amor, recuerdos vanos,
que acaso te desviaran en la vía,
y cada sueño o anhelo que en ti había,
lo forjaste al pulso de tu ideario.

Ahora estás en la cúspide sentada
con la carencia de no ser amada,
que signa tus secretos inconfesos

Y me entristece, pues te hube amado,
que cada palmo de mí te hubiere dado.
¡Pero ya de otra son todos mis besos!

Este poema forma parte de una colección de sonetos, al estilo clásico de la literatura en español, que estoy desarrollando en #Hive, y que forma parte de mi contenido literario en esta plataforma.