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Siempre he definido a la libertad como una forma de libre albedrío en la cual podemos ser conscientes de nuestras decisiones y convicciones. Al ser conscientes de nuestro regalo como seres libres se obtiene un valor a esa condición, lo que hace que nuestras decisiones estén guiadas por amor y madurez, ya que si optamos por un camino de mala utilización de la libertad, terminaríamos siendo esclavos de las consecuencias de nuestras malas acciones.

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Libertad color turquesa habla de lo que es la virtud que yace en la actitud de rebeldía. Aunque la rebeldía es una manifestación un poco más fuerte e irracional que la posición de libertad consciente, sigue siendo una etapa maravillosa de transición para pasar a un estado superior. La rebeldía vendría siendo la destrucción que yace antes de la creación, porque en esta etapa, se empieza a contradecir todo aquello que se planteó en un principio, la rebeldía es la etapa en la que se destruye toda aquella concepción que se tuvo en algún momento para así dar lugar a una nueva visión nacida de la originalidad y la responsabilidad. Esto mismo es lo que sucede cuando los humanos pasamos por la etapa de adolescentes a adultos.

Todo debe ser destruido para ser creado. El error debe existir antes para que la comprensión y el crecimiento se susciten después. Sin oscuridad no hay luz, y sin rebeldía no hay aprendizaje. Todo está lleno de perfección, las cosas son como son por algo, y los errores, los malos ratos, las etapas duras de nuestra vida, la muerte, todas y cada una de ellas son un camino hacia la luz; por esta razón es que yo sí creo en la vida después de la muerte, porque simplemente es así como funciona la vida, después de la destrucción viene la creación, después de la muerte tiene que venir la vida. Se que a todos nos cuesta valorar los procesos de destrucción, es a veces hasta incomprensible, pero son estos procesos los que nos brindan la bendición de la luz, la bendición de la vida.