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El oficio de viajar
Capítulo II "magia negra"
Andando con el viejito en el vocho "Fulminante", sin tiempos que condicionen (o con todo el tiempo del mundo) y siempre buscando el agua, es común encontrar paraísos.
Ríos de aguas claras, sobrevolados por aves coloridas y cantantes. Montañas abuelas y montes abundantes.
El viento vuela y completa el paisaje con su melodía simple. Algún cencerro se acerca continuando la canción.
Entre tanta calma y armonía, difícil imaginar cómo este oasis podría convertirse en…
...un sitio turístico!😵
Llega el fin de semana y con él los automóviles, cargados de la humanidad con todos sus vicios.
Bocinas que a todo volumen vomitan músicas distorsionadas. Reggaeton, banda, corridos, cumbia, gritos. Letras machistas al extremo, que aunque intente no escuchar se cuelan en los poros y mi ser estalla de indignación. No es una, ni dos..cada grupo familiar se instala a, cuanto? cuatro metros de distancia entre sí? y cada cual con su bocina al máximo como en una lucha natural por quién suena más fuerte…
Ni contarles de las pilrámides de basura plástica que se elevan y pareciera no importar…
No vale quedarse en la queja, entonces solo hay una opción para resolver esta catástrofe ambiental: acudir a la magia negra.
Puede sonar mal. Algunes me juzgarán de bruja mala… pero todo esto es pura receta que me enseñó mi abuelita así que tan terrible no ha de ser, y es por el bien del acosistema. En defensa del espacio sonoro y el agua limpia, sin envases de telgopor ni latas de cerveza navegantes.
Solo se necesita un gato, preferentemente blanco y negro, pero sea del color que sea va a funcionar. Leña, oxígeno, y una chispa para encender un fuego ceremonial. Una o dos uñas de vieja, un pelo de nariz. Cualquier lechuza aliada que ande en la vuelta asistiendo y…comienza la meditación.
Abracadabra 🦉✨
La armonía mundial se restablece.
Pasa el fin de semana, lunes otra vez.
La sordera que se había instalado en los oídos se va limpiando y volvemos a oír el canto de los pajaritos y el vuelo del viento.
Las ordas de humanes se convierten en libélulas de todos los colores y, otra vez disfrutamos de la paz en el paraíso.
Pd: agradecemos la existencia de los sitios turísticos porque gracias a ellos chambeamos y, cantando los fines de semana, con los aportes de la gente que sale a divertirse y gastar todo su dinero que ahorró durante la semana, llenamos el tanque del Fulminante y seguimos viaje ☀️
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