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Unas manos que te extrañan
para jugar rozándote la piel.
Una noche que se hace más fría
por la falta de tus brazos.
Una habitación que se hace insoportable
sin tu presencia.
Y un colchón que siente gigante.
Extraño sentirte a mi lado;
hacerte cosquillas
y perseguirte para lograrlo.
Extraño rozar tus pies con los míos.
Es sublime despertar contigo,
prepararnos el café,
hacer juntos el desayuno,
arreglarnos y desarreglarnos
para alimentar nuestras pasiones.
Somos uno fundido
por el calor de nuestros cuerpos,
Un universo en su máxima expresión,
la envidia de cupido, y del Olimpo.
Quizás por la manera
en que nos amamos.
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